Recursos Literarios

Los Brujos De Ilamatepeque

Por Candelario Reyes García

“La vida es bella y peligrosa a la vez”

La insurrección pacífica 5

La fogata es el camino, -dijo, lentamente Unacpú, como para ser bien escuchado.

Una ráfaga de luz a manera de estrella fugaz fue arrancada por el viento, de entre las brasas. Eso les provocó una carcajada a todos, porque veían que las flamas les respondían, festivas.

Sí, pero sólo parte del camino, -le corrigió Ixbalanqué-  la otra, les corresponde a estos dos, -dijo mostrando a Bulla y Ruido.

¿Cómo es eso? – se interesó Ruido.

Nosotros somos Naguales, – respondió Ixbalanqué- ya hemos sido pasados por el fuego, ahora entrar en él, sólo es un asunto de luz, pero la única manera de materializarlos, es reingresar en el fuego. Él es la puerta maya.

Él tiene la medida de todo, del agua, del aire, de la tierra, de la energía. Es la luz. Él lo transforma todo, hasta lo invisibles- les expuso Unacpú.

Tenemos que ir donde nuestros padres, Morazán y Elempira, debemos seguir sus sendas, y sólo hay un camino- Dijo Doroteo, como para darles más confianza a Ruido y a Bulla, que aparentemente no entendían.

¿Y nosotros tenemos que meternos a las llamas, tenemos que asarnos por nuestra propia voluntad?- Dudó, temeroso, Bulla.

¡Jajajajaja!- rio Cipriano- Eso sería como asar dos ayotes en un guatal, pero después ¿Quién se los querría comer?

¿Entonces de qué nos hablan? –prorrumpió Ruido- ¡explíquennos bien, de qué hablan!

Hablamos de nosotros, los Naguales, ustedes deberán esperar, ustedes deberán recogernos de las cenizas, es sencillo-dijo Ixbalanqué.

Ustedes no harán más que esperar a que la fogata se apague y nos recogerán de sus cenizas, – agregó Unacpú.

Es simple, -manifestó Doroteo- nosotros cuatro nos vamos a meter a la fogata para ser absorbido por ella, hasta que se agote la leña y todo quede en cenizas y carbones. Y allí comienza la responsabilidad de ustedes. Allí deben asumir un papel importante, pero de mucho cuidado, no sea que fracasen…al final de todo, sólo quedarán dos carbones grandes y dos brazas. Lo demás será, cenizas.

Ustedes se encargarán de separar los carbones y las brasas de las cenizas, lo harán con gran sigilo, -les explicó Unacpú- las cenizas las dejan como base, las brasas las ponen a un lado y los carbones en otra. De tal manera que les sea fácil hacer lo que sigue.

Deberán seguir las instrucciones y tener resistencia- les dijo viéndolos directo a los ojos, Cipriano, – no deben de dudar y resistir, de otra manera, lo que haremos no tendrá sentido y ustedes, morirán y no tendrán una segunda oportunidad.

Con las cenizas, aún calientes, deberán cubrir sus cuerpos desnudos, sin dudarlo, resistiendo el impacto, -dijo Unacpú

Y al estar cubiertos por las cenizas, deberán tomar, cada uno un carbón con su mano derecha, y cerrar el puño-les ilustró, poniéndose de pie e interpretando los eventos imaginariamente, Doroteo- fuerte, muy fuerte, porque este va intentar escapárseles, si se les escapa, sólo verán una luz fugaz.

Y con la mano izquierda, deben tomar la brasa, y mantener abierta la mano. La brasa no se les irá- hizo una breve pausa, Ixbanaqué- y van a sentir, de hielo la mano derecha y de lava hirviendo la mano izquierda. Y el resto del cuerpo, como un maremoto que los estremece. Y así deberán permanecer, hasta que sientan que se han alejado de ustedes mismos, como si fueran una fogata que crepita.

  • Un río que fluye, una laguna o un mar en reposo.
  • Un viento raudo y por momentos leve.
  • Una semilla que brota de lo espeso del humus.
  • Un panal de abejas en el cielo construyendo estrellas.

 

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